Un segundo del destino.




Era un muchacho de esos que no volverás a ver.
Llegamos al mismo sitio y respiramos casi del mismo aire.
Cruzamos miradas por una fracción de segundo. Pero fingimos que no.
Estaba ahí, con su libro de no se que madres.
Solamente dos minutos y yo ya soñé una vida juntos.
Yo, leyéndole poemas, él, dibujándome paisajes con su sonrisa...
No conozco su sonrisa.
No conozco su nombre, y esas gafas no me dejaron ni ver sus ojos.
Apuesto a que son color miel.
Apuesto a que cuando miran estando a solas, erizarían cada milímetro de mi piel desnuda.

Estaba en una parada de autobús.
No se si lo volveré a ver. Seguramente no.
Tal vez sólo vino de visita. Es de mañana. Tal vez visitaba alguna chica y llegó la hora de irse.
O tal vez hemos estado viviendo a unos metros por años y nunca me había dado cuenta...


Es un muchacho de los que no vuelves a encontrar.
Es una de esas almas que te miran y te hacen sentir que tu hilo rojo se hizo nudo en alguna parte y se enredó con otro... Y se cruzaron los destinos por esa fracción de segundo en la que chocaron miradas...


Era un muchacho de esos, que te hacen soñar sin necesidad de algo más que existir.
De los que te devuelven las ganas de levantarte temprano, y peinarte todos los días, por si lo vuelves a ver...




Comentarios

Entradas populares de este blog

TU LUZ

LA DESPEDIDA.

LO AMAS ASÍ...